sábado, 21 de marzo de 2009

LOS BOMBARDEOS

BERLÍN 1944: el infierno
***
Los bombardeos aliados se sucedían día tras día y noche tras noche. A principios de marzo fueron especialmente duros. Los americanos de día y los ingleses en la noche. La fisonomía de la ciudad cambiaba tras cada incursión. Allí donde el día antes había una calle bien trazada de edificios señoriales, al siguiente aparecía llena de ruinas, socavones y cascotes. Los alemanes soportaban estoicamente esta situación. Bajaban a los refugios del metro y allí prácticamente dormían. El cielo se cubría de furia y el ruido de las sirenas, los reflectores y los antiaéreos llenaban de estruendo y fuego todo el horizonte. La ciudad entera era una tea. Cayeron bombas sobre el lager y pronto les obligaron a hacer refugios en el patio. Una zanja de apenas dos metros cubiertas por planchas de cemento que más bien parecían ser fosas. Entonces decidieron que había llegado el momento de escapar. No tardaron mucho en decidirlo. Un grupo de cinco salieron del lager aprovechando el desconcierto de los bombardeos. No sabían hacia donde ir; sólo deseaban alejarse de aquel infierno de metralla y desolación. César cogió su concertina al hombro y Joaquín, el más joven de todos, les siguió también. Habían decidido volver a España; a su ciudad o su pueblo. Con su familia. Poco podían sospechar lo que les esperaba.

martes, 17 de marzo de 2009

LAS CONSIGNAS

Una campaña de agitación se desencadenó en la víspera de la invasión. Llamamientos desde la Radio Pirenaica, la prensa del partido, etc. Y una fantasmagórica Juan Suprema que hacía el llamamiento desde Madrid para invadir España, derrocar a Franco y a la Falange, y reponer la segunda República. O crear la tercera. Y los españoles estaban a punto de rebelarse - eso decían en las proclamas -, esperando con los brazos abiertos al otro lado de los Pirineos. Pero la cruda realidad fue muy otra. Al otro lado sólo estaba esperando un ejército de 50.000 soldados, y las gentes a las que se supone iban a liberar más bien estaban aterrorizadas. Todo fue un fiasco.

lunes, 2 de marzo de 2009

LA LARGA MARCHA AL ENCUENTRO DE LA MUERTE


César y Joaquín formaron parte de la Brigada 15ª, cuya Orden Operaciones era tomar Alins y luego bajar hasta Llavorsí, donde se unirían a la Brigada 471 para cortar el paso a los soldados del General Moscardó.

La larga marcha de catorce horas cruzando los Pirineos bordeando Andorra para entrar por Port Cabús, fue agotadora. Con cerca de cincuenta kilos a las espaldas y casi sin comida, fue un verdadero calvario hasta llegar a su primero objetivo. El que hacía las veces de médico en la Brigada era veterinario, y el calor inicial de la marcha hizo que la mayor parte de los guerrilleros se deshiciera de la ropa de abrigo. La Brigada constaba de 160 hombres y se desplegó por el Valle de Tor dividida en cuatro batallones. Al llegar al objetivo y ver el río Noguera del Vall Ferrera, los guerrilleros se lanzaron a beber agua como locos. El cansancio, el hambre y al sed eran patentes. Pero aún les quedaba lo peor: los combates.