martes, 17 de marzo de 2009

LAS CONSIGNAS

Una campaña de agitación se desencadenó en la víspera de la invasión. Llamamientos desde la Radio Pirenaica, la prensa del partido, etc. Y una fantasmagórica Juan Suprema que hacía el llamamiento desde Madrid para invadir España, derrocar a Franco y a la Falange, y reponer la segunda República. O crear la tercera. Y los españoles estaban a punto de rebelarse - eso decían en las proclamas -, esperando con los brazos abiertos al otro lado de los Pirineos. Pero la cruda realidad fue muy otra. Al otro lado sólo estaba esperando un ejército de 50.000 soldados, y las gentes a las que se supone iban a liberar más bien estaban aterrorizadas. Todo fue un fiasco.

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